
CARTA A PAPI NOEL
Querido Papá Noel:
Sabes, porque tú lo sabes todo, que no soy muy amiga de Navidades ni de creencias adjuntas a estas fiestas, pero esta vez voy a hacer una excepción, quizás movida por el espíritu tantas veces reflejado en la literatura que tanto nos gusta a ti y a mí. Es por ello por lo que te escribo esta carta, que sé que leerás con todo tu cariño y atención.
Quiero pedirte dos cosas: una para todos y otra para mí.
Quiero pan. Sí, pan. El pan es algo más que una mezcla de harina, levadura, agua y sal. Es alimento y metáfora del bienestar. Si tenemos pan, tenemos salud, comida y trabajo. Eso lo sabe todo el mundo. Por ello te pido P A N para T O D O S. Mañana cuando despierte, encenderé radios, televisiones y ordenadores y me sentiré feliz de ver cómo tu pan sana cuerpos y almas en todo el mundo.
Mi segundo regalo -ya te he dicho que quiero solo dos-, es algo muy importante para mí y sé que también hará feliz a muchas personas.
Quiero una LUNA. Una luna grande, blanca y bonita, muy bonita. Una luna rápida y dinámica que cruce fronteras y lleve la palabra y la imagen por toda la galaxia.
Si tienes una que no sea a pilas, guárdamela, por favor… prefiero no tener que preocuparme de comprar o cargar baterías, porque la voy a usar mucho.
Como ves, querido Papi, no te pido cosas lujosas ni frívolas… Estoy segura de que no te va a costar cumplir mis deseos y confío en tu eficiencia y en la de tus animalicos, y -espero que los elfos no se hayan ido al paro porque los necesitarás- en tu buen criterio a la hora de repartir el pan para tantas personas privadas de felicidad como hay en este mundo. Eso sí: pasa de largo por palacios y residencias presidenciales, sus habitantes tienen demasiado.
Sin más y esperando tu visita, se despide con cariño:
Moon (Ahora más Naciente que nunca.)
